Bárbara Castro

Business, Life & Health Strategist

La vida es un constante cambio a veces estamos arriba y a veces abajo, nunca se mantiene estable, difícil de entender cuando a uno le toca estar abajo y en esta ocasión me tocó a mí. Conforme fui avanzando aprendí que mis experiencias, creencias y aprendizajes tenían una repercusión muy importante en las decisiones que voy tomando en el día a día y en saber quién soy para sentirme bien.

Uno de los momentos más fuertes en mi vida en el que me sacudió y me saco de mi zona de confort, fue cuando mi expectativa de vida se desvaneció, mi divorcio, un evento tan importante en donde nunca pensé que sucediera, siempre había soñado con las películas de Disney cuando el príncipe rescata a la princesa, se casan y son felices para siempre … desgraciadamente nunca nos narraron el resto de la historia. Analizándolo desde el punto de vista de mercadóloga, algunas películas nos venden sueños, ideales que saben que la gran mayoría terminamos comprando, porque nos manipulan emocionalmente, por esa necesidad de Reconocimiento (éxito) como lo describe muy bien Maslow en su pirámide de las necesidades humanas.

En esa etapa de mi vida pasé por varias facetas primero enojo después tristeza crónica, formalmente conocida como Acidia, término que aprendí años después en el IPADE y que me cambio la vida al entenderlo y poder explicar las etapas por las diferentes emociones que viví para superarlo y salir de esa tristeza que había echado raíces.

En ese trayecto perdí confianza en mí misma en volver a retomar mi vida profesional dejando atrás por completo, 10 años de estar en el aprendizaje del comportamiento humano en el mundo de la Programación Neurolingüística y Design Human Engineering al lado del Dr. Richard Bandler y volver a empezar de nuevo para dedicarme al mundo de la salud.

Al ver que las cosas no me favorecían después de haber perdido mis ahorros de toda la vida, hice un alto en el camino en gestionarme a mí misma para detectar que estaba fallando y fue en ese momento que decidí empezar primero por reconciliarme con mi cuerpo que lo había abandonado en el trayecto con desveladas, mal comidas que me llevaron a un sobrepeso.

Tomé la decisión de estudiar mi tercera carrera en IIN Health Coach para aprender cómo cuidar de mi salud y poco a poco empecé a ver resultados, una sensación que tenía mucho tiempo que no sentía, energía para rendir y ser productiva, claridad de pensamiento para crear ideas, cambio de actitud ante la vida y a recobrar mi autoestima que la había abandonado. Mi sentir era inexplicable que me llevo a tomar un reto al poco tiempo de haber visto cambios en mi cuerpo, al hacer un maratón (42k).

Todo iba muy bien, según yo, pero al poco tiempo, la fórmula no me funcionó como me lo había imaginado algo se me salió de control: mi familia y mis amigos y ahí es donde todo se me complicó, el cuestionamiento por los cambios que estaba teniendo, cosa que nunca pensé que el cambiar hábitos implicaría un distanciamiento social. Provoque enojos porque “despreciaba” la comida que se hacía en casa con todo el amor de mamá y los horarios de convivencia por tener que despedirme temprano para llegar a descansar para continuar con mi entrenamiento del día siguiente. Recuerdo que en recurridas ocasiones me dijeron: “qué necesidad tienes de desgastarte tanto en hacer tanto ejercicio”, “ya no estás en edad de hacer un deporte tan exigente”, “está mal tu alimentación, al dejar de consumir azúcar”.

Hoy después de compartirles quien soy, puedo decir que mis aprendizajes, creencias y experiencias me hicieron llegar a encontrar el equilibrio a poder saber lo que quiero y hacia dónde voy, a descubrir lo que me apasiona, a todavía asombrarme por las cosas, a poder hacer cambios si algo no me gusta de mí, y lo mejor a contribuir al mundo, a inspirar a muchas personas a que puedan hacer un cambio de hábitos, a que puedan descubrir quiénes son, que quieren y como pueden lograrlo.

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